martes, 22 de octubre de 2013

¡Te oye!

Una cosa es segura, Dios ha decretado que somos más que vencedores, hijos que pueden abrirse paso en cualquier cuestión divina y humana.



Porque Él mismo está en esencia en nosotros y nos ha otorgado fe poderosa para recorrer victoriosamente todo nuestro existir.



Esto debe afirmarte el hecho de que cuando oras y dices: “Señor soy tuyo, te amo, soy uno contigo en el cuerpo de Cristo, soy favorecido con tu gracia y misericordia”, tu oración actúa como un comando de voz que abre las ventanas de los cielos y las puertas del corazón del Padre.



San Juan lo dijo así: “Si le pides al Señor y el Señor te oye, ya tienes respuesta a las peticiones que le has hecho”.



¡Qué bien!


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