miércoles, 1 de junio de 2016

¡Su fidelidad!

El Salmo 37 es un himno a la confianza plena en Dios Todopoderoso, cuyo amor excede todo lo recibido, lo pensado y conocido. El verso 4 nos dice que amarle es un deleite, y mientras quedamos anonadados adorándole, Él trabaja en satisfacer los deseos más profundos de nuestro corazón; lo escondido, cada capricho, los sueños, ¡y lo imposible! Aunque su reloj eterno marca tiempos distintos al nuestro, puntualmente ejecuta sus divinas maniobras. Sin duda, sus manecillas empalmarán milagrosamente en el cuadrante del tiempo señalado y diseñado por Él para sorprendernos. No abordes otro tren, sigue el curso de la palabra y la fe, ¡Dios cumple! Su fidelidad muda los tiempos, transciende tiempo y tiempos, diseños, escenarios, traspasa edictos y derriba muros. ¡Adórale, como creíste será hecho!

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