A todos nos gustaría ver llegar a Dios en persona cada vez que la injusticia, la soledad y el dolor nos acorralan, verlo tomar cartas en el asunto y prorrumpir con autoridad hasta resolverlo todo! Sin embargo, él hizo algo mejor al estar presente en cada evento difícil de nuestras vidas: él descendió, nos instruyó, nos sanó, nos bendijo, nos perdonó, murió por nosotros y nos llevó a creer en aquel que puede vivir eternamente en el corazón humano. Su visita fue para permanecer.
El Omnipotente, hacedor del universo, decidió colocar la luz de su amor eterno en una escultura de barro, nos hizo así la estrella más importante de toda la creación, aunque somos la más frágil, efímera y pequeña. Nos amó tanto, y fue en Pascua. l
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
domingo, 20 de abril de 2014
¡En Pascua!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario