2da. Corintios 3:18 plantea una impactante enseñanza sobre mirar al Señor a “cara descubierta”. Cuando nos contemplamos en el espejo de Dios, su Palabra, observamos lo que verdaderamente somos y hemos de ser. Allí nos vemos tal cual El nos ve, sin embargo al mirarnos a través de otros ojos, nuestra visual pasa a ser vaga refracción, puro espejismo. Solamente Su luz nos proyecta sin distorsión alguna.
La adversidad, es el espejo que rebota las imágenes de los cobardes, a su vez, muestra lo que llevamos dentro, en lo que nos hemos transformado y el potencial por desarrollar. Cuando Dios quiere que el mundo vea lo que vales para El, permite ciertas pruebas, ¡así el fuego revelará el oro que llevas dentro!
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
miércoles, 7 de mayo de 2014
¡Su Espejo!
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