miércoles, 26 de febrero de 2014

¡No te oxides!

No podemos evitar que las cosas envejezcan o se oxiden, sucede con cosas, lugares y hasta con nuestro cuerpo. Entramos en la curva de procesos declinatorios que contrarrestan los sueños que nos hicieron atrevernos y escalar. Pero todo cambia y muchas vulnerabilidades nos arropan la piel; con pulso débil, pero aún latiendo, ilusiones esperan ser realizadas.



En Eclesiastés 3:15 encontramos esta verdad: “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser fue ya; y Dios restaura lo que pasó”. Significa que Él no trata de reparar nada, se trata de restaurar, dejar todo mejor que antes. Sus misericordias son nuevas cada mañana y su creatividad superior. Ahora necesita que tu fe encaje en el hueco de su mano y como creíste, será hecho.


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