viernes, 7 de marzo de 2014

¡Los Intocables!

Samuel 23: 6 relata unas muy particulares expresiones del rey David: Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano, se recogen con un hierro o con una lanza y ahí el fuego los consume. De qué manera tan fiel y natural se cumplen las leyes de la vida, asombra y causa espanto con la precisión y continuidad legal que son supervisadas, el cielo no yerra, no borra, no pierde tiempo, no encuesta ni respira. A su tiempo, opera sin restricciones para liquidar cuentas, establecer su autoridad, y quienes se consideraron intocables ante la justicia humana quedan desnudos ante el escrutinio divino. ¡Nadie los toca con la mano, solo queda el martillo o Jesús!


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