martes, 15 de septiembre de 2015

¡Da la cara!

Cuando un cambio de conducta no viene motivado por renovar la mentalidad sino por temor a las consecuencias, jamás obtendremos resultados permanentes. Cambiar hábitos sin cambiar la mentalidad es maquillar el carácter. El más leve giro de las circunstancias sacudirá el andamiaje y mandará al traste lo establecido. Cuando la Biblia habla de arrepentimiento lo relaciona con un giro completo de la mente. En un auto nuevo la alfombra vieja es repudiable, de la misma manera en una mente renovada los viejos hábitos son indeseables. Los cambios reales no son simples sustituciones, fueron gestados después de la quimioterapia del perdón y renovación de la mente. La cruz fue la paga de un precio de uno que dio la cara para traernos un cambio ¡al que no debemos darle la espalda! 

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