Salomón es famoso por varias razones. Primero, él era el hombre que Dios encargó a construir un templo. En el segundo lugar, Salomón era famoso por su sabiduría. Antes de que se construyera el templo, Salomón se fue a adorar a Dios en Gabaón. Mientras estaba allí, Dios le apareció en un sueño y preguntó qué quería. Salomón pidió un corazón sabio y compasivo para que juzgara al pueblo de Dios.
Es importante recordar que aunque Salomón era muy sabio, aun no pudo resistir la tentación. Cientos de años antes, el Señor prohibió al rey israelita que hiciera 3 cosas. Primero, que no debiera aumentar para sí caballos. Segundo, que no debiera tomar par sí muchas mujeres. Tercero, que no debiera amontonar en abundancia ni plata ni oro para si. (Deuteronomio 17:16-17) A pesar de la sabiduría que Salomón poseia, hizo las tres cosas que Dios había prohibido. No hay manera en que tengamos la victoria sobre las tentaciones sin la ayuda de Cristo y el Espíritu Santo.
Los últimos versículos de Eclesiastés nos proveen la conclusión final de Salomón:
"Teme a Dios y guarda sus mandamientos, pues esto es el todo del hombre." (Eclesiastés 12:13)
Mientras se contemplan los proverbios de Salomón, es necesario tomar el tiempo para contemplar nuestra vida. Cuando nuestra vida llegue al final, no será importante lo que se posea, ni la cantidad de dinero que se tenga. La única cosa que será importante, es su relación con Dios.
(tomados de la Biblia )
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La sabiduría comienza por
honrar al Señor.
(1: 7)
Hijo mío atiende la
instrucción de tu padre,
y no abandones la enseñanza de tu madre, pues serán para ti un bello adorno como un collar y una corona. (1: 8-9)
Haz tuya mis palabras,
hijo mío;
guarda en tu mente mis mandamientos. Presta oído a la sabiduría: entrega tu mente a la inteligencia.
Pide con todas tu fuerzas
inteligencia
y buen juicio; entrégate por completo a buscarlos, cual si buscaras plata o un tesoro escondido.
Entonces sabrás lo que es
honrar al Señor;
¡Descubrirás lo que es conocer a Dios!. (2: 1-5)
No abandones nunca el amor
y la verdad,
llévalos contigo como un collar, grábatelos en la mente; y tendrás el favor y el aprecio de Dios, y de los hombres. (3: 3-4)
Confía de todo corazón en
el Señor,
y no en tu propia inteligencia. Ten presente a Dios en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto. (3: 5-6)
No abandones nunca el amor
y la verdad;
llévalos contigo como un collar, grábatelos en la mente, y tendrás el favor de Dios y de los hombres. (3: 3-4)
Confía de todo tu corazón
en Dios y no en
tu propia inteligencia; ten presente a Dios en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto. (3: 5-6)
Honra a Dios con tus
riquezas y con
los primeros frutos de tus cosechas; así se llenarán a reventar tus graneros y tus depósitos de vino. (3: 9-10)
Feliz el que halla
sabiduría...el que obtiene
inteligencia, porque son más provechosas que la plata, y rinden mayores beneficios que el oro. (3: 13-14)
Antes que cualquier cosa,
adquiere sabiduría
y buen juicio; ámala y te enaltecerá.... abrázala y te honrará, ¡e obsequiará con la más bella guirnalda, y te coronará con ella!. (4: 7-8-9)
Vale más la sabiduría que
piedras preciosas;
¡ni lo más deseable se le puede comparar! (8: 11)
Dale al sabio, y se hará
más sabio;
enseña al hombre bueno y aumentará su saber. (9: 9)
El hijo sabio alegra a sus
padres,
el hijo necio los hace sufrir. (10: 1)
Las riquezas mal habidas
no son de provecho,
pero la honradez libra de la muerte. (10: 2)
Al hombre bueno se le
recuerda con bendiciones,
al malvado, muy pronto se le olvida. (10: 7)
El odio provoca peleas,
pero el amor perdona todas las faltas. (10: 12)
Ir tras la justicia
conduce a la vida,
pero ir tras la maldad conduce a la muerte. (11: 19)
Hay gente desprendida que
recibe más de lo
que da, y gente tacaña que acaba en la pobreza. (11: 24)
Amar la disciplina es amar
el saber,
odiar la reprensión es ser ignorante. (12: 1)
La mujer ejemplar hace de
su marido un rey,
pero la mala esposa lo destruye por completo. (12: 4)
El perezoso desea y no
consigue,
el que trabaja, prospera. (13: 4)
La enseñanza del sabio es
fuente de vida
y libra de los lazos de la muerte. (13: 14)
El hombre bueno deja
herencia a sus nietos,
el pecador amasa fortunas que serán del justo. (13: 22)
Quien no corrige a su
hijo, no lo quiere;
el que lo ama, lo corrige. 13: 24)
La mujer sabia construye
su casa;
la necia, con sus propias manos la destruye. (14: 1)
El honrar a Dios da una
firme esperanza
que da seguridad a los hijos.
El honrar a Dios es fuente
de vida,
que libra de los lazos de la muerte. (14: 26-27)
Ofende a su Creador quien
oprime al pobre,
pero lo honra quien le tiene compasión. (14: 31)
La justicia es el orgullo
de una nación,
pero el pecado es su vergüenza. (14: 34)
La respuesta amable calma
el enojo,
la respuesta violenta lo excita más. (15: 1)
Dios está en todo lugar..
vigilando a los buenos y a los malos. (15: 3)
Dios no soporta la
conducta de los malvado,
pero ama a quien vive una vida recta. (15: 9)
Si a la vista de Dios
están la muerte y el
sepulcro, ¡con mayor razón los pensamientos de los hombres! (15: 11)
El hijo sabio alegra a sus
padres,
el hijo necio los menosprecia. (15: 20)
Los planes son del hombre;
la palabra final la tiene Dios. (16: 1)
Al hombre le parece bueno
todo lo que hace,
pero Dios es quien juzga las intenciones. (16: 2)
Dios no soporta a los
orgullosos,
tarde o temprano tendrán su castigo. (16: 5)
Vale mas lo poco ganado
honradamente,
que lo mucho ganado en forma injusta. (16: 8)
Tras el orgullo, viene el
fracaso,
tras la altanería, la caída. (16: 18)
Al que bien administra,
bien le va:
¡Dichoso aquél que confía en Dios! (16: 20)
Mas vale ser paciente que
valiente;
más vale vencerse uno mismo que conquistar ciudades. (16: 32)
Más vale comer pan duro y
vivir en paz,
que tener muchas fiestas y vivir peleando. (17: 1)
La corona de los ancianos,
son sus nietos,
el orgullo de los hijos, son sus padres. (17: 6)
Quien pasa por alto la
ofensa
crea lazos de amor; quien insiste en ella, aleja al amigo. (17: 9)
El testigo falso no
quedará sin castigo;
el mentiroso no saldrá bien librado. (19: 5)
El vino hace insolente al
hombre;
las bebidas fuertes lo alborotan, bajo sus efectos nadie actúa sabiamente. (20: 1)
El que maldice a su padre
o a su madre,
morirá en la más espantosa oscuridad. (20: 20)
Lo que al principio se
adquiere fácilmente,
al final no es motivo de alegría. (20: 21)
Nunca hables de tomar
venganza;
confía en Dios, y él te hará triunfar. (20: 22)
Al hombre le parece bien
todo lo que hace,
pero Dios es quien juzga las intenciones. (21: 2)
Practica la rectitud y la
justicia,
pues Dios prefiere eso a los sacrificios. (21: 3)
Las riquezas que se
obtienen por medio
de mentiras, son ilusión pasajera de los que buscan la muerte. (21: 6)
El que busca ser recto y
leal,
encuentra vida y honor. (21: 21)
El que tiene cuidado de lo
que dice,
nunca se mete en aprietos. (21: 23)
Mas vale tener buena fama
y reputación,
que abundancia de oro y plata. (22: 1)
El rico y el pobre tienen
algo en común,
a los dos los ha creado Dios. (22: 2)
La humildad y la
reverencia a Dios,
traen como premio, riquezas, honores y vida. (22: 4)
Dale buena educación al
niño de hoy,
y el viejo de mañana jamás la abandonará. (22: 6)
No abuses del pobre por
ser pobre,
ni oprimas ante los jueces al indefenso; pues Dios saldrá en su defensa, y reprimirá a quienes los opriman. (22: 22-23)
No tengas envidia de los
pecadores,
antes bien, honra siempre a Dios. entonces tendrás un buen fin, y tu esperanza jamás será destruida. (23: 17-18)
Atiende a tu padre, que te
engendró,
no desprecies a tu madre cuando sea anciana.
Compra la verdad y la
sabiduría,
la instrucción y el entendimiento, ¡y no los vendas!.
El padre del hijo bueno y
sabio
tiene razón para estar feliz y orgulloso;¡
Haz, pues que tu padre y
tu madre
se sientan felices y orgullosos! (23: 22-23-24-25)
Con sabiduriíta se
construye la casa,
y con inteligencia se ponen sus cimientos; con conocimientos se llenan sus cuartos de objetos valiosos y de buen gusto. (23: 3-4)
No te enojes por causa de
los malvados,
ni sientas envidia de los perversos, porque el malvado no tendrá un buen fin: ¡el malvado se apagará como una lámpara! (24: 19-20)
No declares sin razón
contra tu prójimo,
ni hagas afirmaciones falsas.
No pienses jamás en
vengarte,
haciéndole al otro lo mismo que él te hizo. (24: 28-29)
La paciencia calma el
enojo;
las palabras suaves rompen la resistencia. (25: 15)
Si tu enemigo tiene
hambre, dale de comer,
si tiene sed, dale de beber; así harás que le arda la cara de vergüenza, y Dios te lo pagará.
(25: 21-22)
No presumas del día de
mañana,
pues no sabes lo que el mañana traerá. (27: 1)
Deja que sean otro los que
te alaben,
no está bien que te alabes tú mismo. (27: 2)
Huye el malvado sin que
nadie lo persiga,
más el justo esta confiado como un león. (28: 1)
Los hombres malos no
entienden el juicio,
más los que buscan a Dios, entienden todas las cosas.(28: 5)
El que encubre sus
pecados, no prosperará,
más el que los confiesa, y se aparta alcanzará misericordia. (28: 13)
El hombre de verdad tendrá
muchas bendiciones;
pero el que se apresura a enriquecerse, no será sin culpa.(28: 20)
Toda palabra de Dios es
limpia;
El es escudo a los que en él esperan. (30: 5)
Mujer virtuosa ¿quién la
hallará?
porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
El corazón de su marido
está en ella confiado.
Le da ella bien y no mal, todos los días de su vida. (31: 10-11)
Engañosa es la gracia, y
vana la hermosura,
la mujer que teme a Dios, esa será alabada. (31: 30)
"Es
palabra de Dios"
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