Como la brisa suele despeinarnos con caricias, así por la ventana de nuestra mente entran corrientes de pensamientos que despiertan nuestra conciencia hacia la toma de acciones innovadoras y necesarias, que prenden los motores de nuestras luchas y atizan el fuego de nuestros sueños.
Entonces decidimos darle la revancha al fracaso y reiniciar con “ánimo resuelto” una etapa de victoria segura. ¿De dónde llegan estas fuerzas que nos robustecen tan profundamente? Pues la promesa de Dios para con los que esperan en Él es precisamente ésta, que sus vientos te remontarán como a las águilas, su aliento alimentará tus fuerzas y su compañía te hará olvidar el cansancio de la vida, disfrutarás el camino tanto como el destino, porque su presencia hace la diferencia. l
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
jueves, 6 de febrero de 2014
¡Como las Águilas!
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