En Hechos 9:17 encontramos al profeta Ananías curando la ceguera de Saulo de Tarso, llamado por Dios a ser Pablo, apóstol a los gentiles. Dios siempre quiso usarle para sus propósitos y un día en el tiempo, pero un momento crucial en la historia del Evangelio, el cambio no se hizo esperar, Saulo se rinde, se entrega y se consagra a Jesucristo.
¿Qué es un hombre atado a un destino divino? Dios te llevará donde se lo ha propuesto, si no lo aceptas vendrá por medio del dolor. Cambio, crecimiento y poder, Dios únicamente lo otorga al hombre por medio de la cruz, ahí transforma el gusano que anida en el alma humana, en la mariposa que vuela con la dirección inequívoca del viento del Espíritu.
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
martes, 15 de julio de 2014
¡Vuela Mariposa!
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