No hay cosa tan formidable como el gozo de Dios llenando el corazón humano, él es la sazón de una vida que encuentra su propósito en el terreno donde otros han sufrido, desmayado y desertado. Porque el gozo es la dinamita que levanta bandera de victoria y anticipa fiesta, engrosando el alma para cumplir los objetivos más difíciles. El gozo hace resistencia al desánimo, a la frustración y a la desesperanza. El gozo se alimenta de la fe y la presencia de Dios, absorbe esa fortaleza inexplicable que desborda la copa de nuestro entendimiento. No depende de las circunstancias, sino que crea una atmósfera que se adueña de ellas.
Hay placeres que pasan altas facturas, mientras que el gozo de Dios es felicidad sin censura.
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
viernes, 29 de agosto de 2014
Sin censura...
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