Cuando no hay remedio vamos al médico, después que nos roban cambiamos cerrojos, compramos el paquete funerario como última alternativa, pedimos perdón cuando ya nada va a cambiar, visitamos la familia si se enferman, preferimos la cirugía que cambiar hábitos alimenticios, decimos te amo cuando ya no nos creen y aceptamos a Cristo cuando entendemos que nuestra vida no vale nada, interpretando que Dios es limosnero y acepta migajas. Tal vez vemos la vida como un juego, y tristemente nos la jugamos, perdiendo lo esencial y la felicidad misma, lo que únicamente obtendríamos de gratis por ser de valor incalculable. El amor es la batería que carga la vida verdadera con espíritu noble y sentimientos puros. Es la gran fiesta de nuestra existencia que no debemos cambiar por una vida loca!
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