Las relaciones saludables siempre serán cuestión de decisión y para lograrlo debemos aprender la lección número uno: Amarás a Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:37-39). Más que palabras, el equilibrio de la vida misma a todos los niveles, más que mandatos, la solución anticipada a la raíz de la mayoría de nuestros problemas. Cuando Dios nos visita y su consejo se anticipa. Él, el amor quiere nuestra paz y felicidad.
Luego de amar al Señor, nada más importante que las relaciones personales. Independientemente de que en ocasiones nos reten y sean dolorosas, son maravillosas; mantenerlas bien requiere de invertir lo mejor de nosotros, reconociendo que las personas no tienen precio, pero tampoco el valor que nuestros juicios quieran conferirle.
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
domingo, 26 de febrero de 2017
¡Busca el equilibrio!
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