Independientemente del medio en que nos desenvolvamos, toda empresa o negocio busca una sola función esencial en su personal que es "El hacer las cosas bien".
Esto se escucha sencillo, y pues cualquiera puede entender esta frase a simple vista si la mira superficialmente.
Dentro del desarrollo profesional y personal, no a podido faltar quien no se haya topado con los grandes pecados capitales, codicia, envidia, pereza… pues pareciera ser que estos son la nueva moda, que dan el combustible al motor de la superación. Ya que se justifica, a la codicia como fuerza impulsadora, la envidia como el impulso competitivo, y la pereza es la semilla de la critica que es donde se cierra el circulo.
Mas supongo que han sido sino la ausencia de sentimientos “humanos” los que han derivado en una civilización para la que la palabra ética, compromiso y transparencia, son hoy de nuevo los grandes ausentes en nuestras historias.
¿Es o no verdad aquello que decían las “abuelas” que, cuesta más hacerlo mal que bien porque se tardará el doble de tiempo?…
Lo que en antaño solía conocerse como buena educación hoy esta casi perdido, y es reemplazado por una errónea creencia que la preparación es suficiente, y que esta misma limita a las personas en su comportamiento. Porque los superiores en rango dentro de una empresa son los que menos muestran buenos modales.
Estamos en un mundo cambiante donde incluso se esta expuesto a creciente desarrollo de las redes sociales, donde implica que tanto empresas como clientes y consumidores deben estar en un espacio lineal, pero como exigirles a nuestros colaboradores un excelente trato al cliente, si dentro de nuestras instituciones no se vive este clima.
¿Qué pasa si decimos que en el momento actual, la principal razón por la que fracasan muchos profesionales, está centrada en un mal manejo de los “egos”?
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| El ego en la oficina |
Seguramente la corrientes más cercanas al clima laboral, DO, Coaching, liderazgo, etc.… estarán de acuerdo en que los seres humanos somos imperfectos y por lo tanto, necesitamos un “formateo” de vez en cuando, una alineación, un equilibrado, un balanceo.
Los Egos, los miedos, las frustraciones, los temores…las bajas pasiones, son a veces… casi siempre, los grandes obstáculos del ser humano. Cuando tememos perder lo que tenemos, nos volvemos dependientes y esa dependencia es la que nos impide actuar bien. Si analizamos las estrategias de marketing con las que las marcas se lanzan a la conquista y las comparamos con la estructura corporativa que impera en las empresas, nos daremos cuenta que las piezas del rompecabezas no encajan.
Sólo desde la suma de los talentos, se minimizan las debilidades y se adquiere el poder necesario para llegar a más y más puertas por las que identificar oportunidades.
Cuando un cambio dramático acecha nuestra vida, siempre nos lamentamos y sentimos dolor, sin embargo, siempre tras cada cambio se presenta la oportunidad de lograr algo mejor, no exento de esfuerzo, dedicación y constancia, no exento de frustraciones, dolores y vergüenzas, pero mientras avanzamos, mientras seguimos y no nos dejamos poseer por la maldad de nuestros “egos” estamos en el camino de lograrlo.
Ninguna estrategia funcionará por mucho tiempo, si no somos capaces de mantener nuestros egos bajo control.
"Aprender, reciclarse, reinventarse, comenzar de nuevo, adaptarse y… pulirse en la forma de relacionarse, es simplemente indispensable en éste nuevo ciclo".
Ninguna empresa podrá seguirle el ritmo al consumidor actual ni brindar un servicio de excelencia y diferenciación, si no logra construir equipos de trabajo en los que la ética, la confianza y la búsqueda de la “construcción”, no estén presentes.
Una vez… un jefe me dijo… “No me menciones el problema… menciona las soluciones, que ese sea tu talento”… (Lic. Pedro Ramirez).
Y ese es el talento en el que debemos focalizar cada una de nuestras acciones, sólo cuando, actuemos de forma transparente y comprometida desde el interior, es que se logra avanzar hacia el crecimiento
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