La confianza de algunos suele llegar a límites sorprendentes, mientras otros dudan sin titubeos, pues sólo quienes tienen un alto conocimiento de su fuente, se atreven a realizar lo extremo. El Señor recalcó en Oseas 4:6: “Mi pueblo perece por falta de conocimiento”; tal vez debió decir: perece porque le falta santidad o porque pecó contra mí, pero habló abiertamente de la ignorancia de quienes deberían ser sus mejores conocedores.
Hoy contemplamos asombrados que, quienes deben emular su carácter están a años luz de comprender sus normas, conceptos y voluntad. ¿Qué hace falta entonces? Esa confianza basada en una relación extraordinaria, como la tuvo David, quien fue a la batalla “sin espada”, pero con el conocimiento y seguridad de aquel que estaba comprometido con su victoria.
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
lunes, 13 de enero de 2014
¡Sin espada!
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