En su momento, el profeta Elías fue comisionado por Dios para detener la lluvia en el pueblo de Israel. A su debido tiempo también le fue ordenado abrir los cielos por medio de la oración para devolver cada gota alojada en las bóvedas celestes. Que momentáneamente o en alguna etapa de tu vida hayas sido privado de la abundancia que Dios ha deparado para ti, no es indicador del estatus que el proveedor, tu pastor y sustentador, te tiene.
Lo expresa mejor el dicho, “aunque no soy el dueño del mundo, soy el hijo del dueño! Las reservas de los cielos y la herencia del padre, te pertenecen. Tú no dependes de lo que algunos piensan que mereces, por su gracia te ha otorgado “su todo”!
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
lunes, 13 de octubre de 2014
¡Su gracia!
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