Dicen que nada hay más parecido a una bisagra que un perezoso, por más que se mueve, no avanza. Muchos optan por este modus vivendi, hacer cosas y cosas que al final no llevan a ninguna parte. ¿La razón?, miedo de pagar el precio de llegar, esperan que otros se animen para atreverse, y en el ínterin, hasta critican la manera como se lanzan, pero nunca arriesgan la piel.
Querer llegar no significa tener propósito, comprendámoslo, un buen final debe construirse desde el principio. Y tú eres el principio, la base y la clave. Dios no usa circunstancias, usa hombres. No eres la sumatoria de tus situaciones. Tus experiencias buenas o malas tampoco te definen, pero tu arrojo y determinación te sacarán del montón al escalón.
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
jueves, 9 de octubre de 2014
¡Tu!
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