No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado para darte cuenta cuánto has cambiado tú. Los cambios internos cuando son sinceros son abarcadores y progresivos, comienzan como decisiones, continúan como conversiones y terminan siendo verdaderas transformaciones. Un cambio es el llamado divino hacia una promoción y la travesía hacia un mejor día. ¡Tu cambio trae los cambios! Un cambio de dirección afecta nuestros intereses, uno de conducta, nuestras relaciones, un cambio de mentalidad, relanza nuestra vida y uno de corazón, acelerará nuestro propósito, llevándonos a buen paso hacia nuestro destino. Es necesario entender que renovarnos es más que vivir a un nivel más alto, es experimentar la plenitud que nos visita cuando reiniciamos cuerpo, mente y corazón con la chispa de un despertar hacia la excelencia.
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