Dicen que nada hay más parecido a una bisagra que un perezoso, por más que se mueve, no avanza. Muchos optan por este modus vivendi, hacer cosas y cosas que al final no llevan a ninguna parte. ¿La razón? miedo de pagar el precio de llegar, esperan que otros se animen para atreverse, y en el ínterin, hasta critican la manera como se lanzan, pero nunca arriesgan la piel.
Querer llegar no significa tener propósito, comprendámoslo, un buen final debe construirse desde el principio. Y tú eres el principio, la base y la clave. Dios no usa circunstancias, usa hombres. No eres la sumatoria de tus situaciones. Tus experiencias buenas o malas tampoco te definen, pero tu arrojo y determinación te sacarán del montón al escalón.
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
viernes, 10 de junio de 2016
¡Tú!
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