Pero como los niños luchaban dentro de su seno, ella se preguntó: “Si esto va a seguir así, ¿para qué sigo viviendo?”. Entonces fue a consultar al Señor, y él le contestó: “Dos naciones hay en tu seno; dos pueblos se dividen desde tus entrañas”.
“Uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor”, Génesis 25: 22-23. La bendición que Dios tiene para tu vida no depende de lo que hagas, de tus méritos o de tu esfuerzo, ya ha sido decidida y decretada antes de nacer.
No depende de cuánto trates de sobresalir, o cuánto trates de frenar a otro, Dios quiere que te aferres a Él y que no lo sueltes jamás, Él es tu bendición. ¡Confía, sucederá!
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
martes, 16 de agosto de 2016
¡Depende de Dios!
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