viernes, 22 de enero de 2016

¡No olvida!

Para alcanzar nuestros logros, la vida nos exige sacrificios, es el precio requerido para obtener lo que demanda el amor a ti mismo o a alguien más. Precio que conlleva mucho dolor y negación. Y mientras dura el proceso que nos drena el alma, algo se nos muere dentro, los sentimientos perecen, las ilusiones se desvanecen. Sin embargo, quiero decirte que lo que Dios puso en tu interior no morirá, como tampoco su promesa de hacerlo realidad, a pesar de que creas que ni tengas razón de vivir, porque has muerto a ti mismo para dar vida a algo mayor.

Lo que Dios determinó para ti sucederá. A veces Dios tarda pero nunca olvida, lo que es de Dios permanece, lo que no, ¡sencillamente desaparece! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario