Un día cualquiera, aparentemente, se encontraban Pedro y los discípulos guardando sus redes y dejando sus barcas, agotadísimos y frustrados, pensaban... “eso fue todo por hoy”, pero en verdad no era lo que Dios diseñó para ellos. Jesús les muestra que lo mejor a veces se encuentra después de un fracaso, y llevándoles mar adentro les ordena: echen la red “a la derecha”, demostrándonos una vez más, que no siempre lo mejor está por venir, que si Dios está, ya llegó, está “justo ahí”, a la derecha!
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