Nuestra gran tradición es cenar en familia en estas fiestas navideñas, algunos recorren distancias astronómicas para sentarse a la mesa y acomodar corazones, celebrar recuerdos, restablecer relaciones, disfrutar de una gastronomía única, y del milagro de dar-recibir que articulan de manera sin igual los miembros de una familia. Temas alegres, íntimos, opiniones y esperanzas con lentejuelas doradas brillan sobre la mesa y cada mirada es especial, ¡y notamos que las pupilas de nuestros niños son como pesebres donde habrá de nacer Emmanuel!
Cenar entonces, está más lejano a comer de lo que pensamos, es sólo el escenario para vivir, compartir y celebrar lo mejor como familia, renovar sueños, creer, cantar, reír; y donde hay dos o más reunidos en Su nombre, allí estará Jesús, ¡la razón de la Navidad!
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
miércoles, 23 de diciembre de 2015
¡En Su Nombre!
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