Cuando Dios hable a tu corazón jamás permitas al orgullo emitir opinión alguna. Entre Dios y tú nadie tiene nada que decir. San Pablo aconseja enfáticamente en Efesios 4:27 “no den lugar al diablo” y es obvio, porque lo aprovecha, vestido de ángel de luz. Si Dios te dice “habla” no dejes que el orgullo te intimide diciéndote: No creo que eso fuera lo que quiso decir, ten cuidado. Si te dice “espera”, no le permitas desesperarte con un: se va a pasar el tiempo y dónde está lo que prometió? Si te dice “ama” no escuches un: no se lo merece, mejor cuídate de los hipócritas...
Por cierto, muchos no le escuchan porque Dios no habla a oídos sucios, sino a corazones limpios.
Son para ti, la que dice que nunca estoy, pues si me voy es porque te quedas con Dios...
miércoles, 18 de junio de 2014
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