domingo, 13 de julio de 2014

¡La Respuesta!

No reduzcas el amor a sentimientos cambiantes que no pueden sostener relaciones con fundamentos inmaduros y tambaleantes, nexos que se convierten en yugos forzosos, tanto conflictivos como tóxicos con desenlaces desequilibrantes. Tampoco lo reduzcas a pasiones desbordantes que como la espuma desaparecerán a la vista de todos como si nunca hubiesen sido. El amor que no permanece no es amor. El amor es la respuesta que sostiene a las almas cansadas de luchar, el tónico al espíritu apagado y ofendido, el fruto que comerán quienes durante una vida de compromiso y entrega mantuvieron firmes sus raíces en la tierra del sacrificio y fueron regados con las lluvias de la bondad divina. El amor fructifica. Los frutos del amor en tiempos difíciles hacen olvidar la amargura de los procesos ácidos.


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