jueves, 17 de noviembre de 2016

La bondad de Dios

El Regalo de Dios Mismo: La bondad de Dios

Bondad es una palabra simpática, ¿verdad? La atribuimos constantemente a Dios sin pensar en su significado; decimos “Dios mío”; “Gracias a Dios”. Piense por un momento en lo mucho que dependemos y gozamos del hecho de que nuestro Dios es lleno de bondad.

La conciencia culpable con frecuencia nos hace temer que el primer encuentro con Dios será terrible porque estará muy enojado. Sin duda nos va a despreciar porque él es altísimo y nosotros muy bajos, porque él es purísimo y nosotros impuros. Este es uno de los principales objetivos de la encarnación de Cristo: convertirse en un intenso mensaje personal del Padre que nos dice que Dios es bueno, que en verdad nos ama y se empeña en que nuestra vida sea mejor. Mire lo que hizo Jesús en los pocos meses que pasó en su ministerio público: alivió el dolor de la gente, curó sus males, rescató a los niños, y reversó funerales.

El rey David escribió en el Salmo 34:8, “Gustad y ved que es bueno Jehová; ¡Bienaventurado el hombre que confía en él!”. Puede confiar en su bondad. Él lo ama, usted lo sabe.

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